El té es la segunda bebida que más se consume en el mundo, después del agua. Según algunas estadísticas, se estima que se consumen alrededor de unas 8 mil tazas de té por segundo. Y es que a muchos nos cautiva su simpleza, sus sabores, su proceso e incluso su historia que data de un poco más de 5 mil años.
Aunque existen varias leyendas que hablan en torno al descubrimiento de esta bebida, la más difundida a través de la historia es la del Emperador chino Shen Nong, la cual se remonta alrededor del año 2737 a.c.
Este hombre sabio y erudito entendía que toda agua que fuera destinada para el consumo humano debía ser hervida antes, por motivos de higiene. Un día, mientras descansaba debajo de uno de los arbustos de Camellia sinensis, algunas hojas cayeron en el agua que sus criados hervían. Pasaron algunos minutos y el agradable aroma que se produjo lo despertó y no pudo resistirse a probar aquel extraño brebaje, ¡lo encontró exquisito!
Eso sí, en un inicio el té fue consumido con fines medicinales, pero su popularidad fue creciendo hasta convertirse en una bebida mística que desarrolló nuevas tradiciones para su consumo. Algunas de ellas las encontramos en el libro, el Cha Sing o Arte Clásico del Té, en el que se detallan de manera poética las diferentes técnicas y formas de prepararlo.
Sin dudas, después de su expansión en China, Asia, Europa y el resto del mundo esta bebida se ha vuelto indispensable en la vida de muchas personas y culturas. Como por ejemplo la cultura británica, donde incluso se destinó un horario para su consumo. Pero es de destacar que en cada país se tiene su propia tradición respecto a esta bebida, la cual pesar de que tiene siglos de antigüedad, la pasión mundial por ella no muestra signos de desaceleración.